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🖤😕 CATALINA DE LOS RIOS Y LISPERGUER | ARISTOCRATA Y TERRATENIENTE | LA QUINTRALA, ¿BRUJA O VICTIMA? |

EL PERSONAJE: Catalina de los Ríos y Lisperguer, apodada "La Quintrala" fue una aristócrata y terrateniente cuyas tierras estaban en la Capitanía General de Chile. En la cultura popular chilena es considerada como una mujer malvada y cruel. Actualmente hay una corriente revisionista que considera que la mujer más poderosa de la época fue vilipendiada por una sociedad machista en la que no se podía tolerar que una mujer no se dedicase a papeles secundarios, siempre sometida a los hombres.

De Catalina se dijeron muchas cosas. El apodo de "Quintrala" proviene del quintral, una planta de la que se obtiene el tinte de color rojo. La leyenda dice que creció en una casa con duendes, que era muy rebelde y no respetaba a su padre, que tenía una nana indígena, que practicaba brujería, que le gustaba maltratar a los esclavos y manipular cruelmente a sus amantes.

La primera acusación concreta contra la Quintrala fue la de envenenar a su padre, al que odiaba, aprovechando que estaba enfermo. Catalina fue acusada por su hermana pero la ley no dio crédito. Se dice que a partir de entonces se apoderaron de la Quintrala los peores instintos que, generalmente sufrían sus criados, víctimas de todo tipo de crueldades. No tardó en extenderse su afición por la brujería y el conocimiento para hacer todo tipo de pociones, actos en los que estaba implicado el Diablo. Las habladurías la acusaban de intentar seducir al fraile Pedro Figueroa y de seducir e incluso asesinar a diversos aristócratas, o de seducir a varios hombres para que luchasen por ella.

Los agustinos entregaron a la Quintrala una imagen del Cristo de Mayo, a la que se atribuía un gran poder, para que ejerciera una influencia positiva sobre ella. Acabó devolviéndola porque, ante las atrocidades que cometía con sus criados, se encontraba con la mirada triste de la imagen. Alegó:
"No soporto que un hombre me ponga mala cara en mi propia casa"
Pero como el catolicismo permite arrepentirse cómodamente, para asegurarse el Cielo, se dice que la Quintrala dejó pagadas 20.000 misas por la salvación de su alma.

BIOGRAFÍA: Catalina de los Ríos y Lispeguer nació en Santiago de Chile en 1604, siendo su padre Gonzalo de los Ríos y, su madre Catalina Lisperguer y Flores, ambos pertenecientes a familias muy poderosas de la sociedad colonial santiaguina, con importantes propiedades latifundistas, descendientes de conquistadores y bien conectados con el poder.
Catalina era una mujer muy bella, alta, de piel blanca, pelirroja de ojos verdes, mezcla de una mezcla genética de español y austriaco.
Según cuenta la leyenda, ya que nada ha sido probado, su primera víctima, con sólo 18 años, fue su padre a quien asesinó envenenándolo por medio de un pollo envenenado que ella le sirvió para cenar, mientras estaba postrado en la cama por enfermedad.
Quedando su abuela, Agueda Flores, como su tutora, buscó un matrimonio apropiado para su nieta. El elegido fue el coronel español Alonso Campofrío de Carvajal y Riberos, veinte años mayor que Catalina. La dote ascendió a una fortuna de 45.349 pesos. Contrajeron matrimonio en septiembre de 1626. Al año siguiente, Catalina dio a luz a su hijo Gonzalo, quien murió antes de cumplir los diez años. A la muerte de su hermana Águeda en 1628, Catalina heredó sus tierras en Chile. De su padre, heredó grandes extensiones de tierra en el valle costero de Longotoma y la hacienda El Ingenio, donde fijó su residencia. Alonso Campofrío murió en 1654.

Es en El Ingenio donde se atribuyen a Catalina numerosos asesinatos, malos tratos y actos crueles, que llegaron al extremo de provocar que sus sirvientes escaparan de la hacienda y huyeran a las montañas. Mediante una orden de la Real Audiencia, los sirvientes fueron detenidos y obligados a volver a El Ingenio donde fueron sometidos a fuertes castigos. En 1660 la Real Audiencia, debido a una denuncia del obispo Francisco Luis de Salcedo, inició una investigación oficial secreta. La investigación se encargó a Francisco de Millán, quien parece que encontró suficientes evidencias de culpabilidad. El alguacil Juan de la Peña Salazar arrestó a Catalina y la llevó a Santiago para someterla a juicio. Acusada por cuarenta crímenes, el juicio se alargó de tal manera que acabó siendo liberada. En 1662 tuvo lugar el inicio de un nuevo juicio, pero Catalina ya contaba con poca salud. Catalina de los Ríos murió el 15 de febrero de 1665, en su residencia de Santiago.

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