Poca gente podía jactarse de haber trabajado como guardiana en tantos campos de concentración. Lichtenburg, Ravensbruck, Auschwitz y Bergen-Belsen.
Como muestra de su crueldad, hay que decir que Juana Bormann había desarrollado un extraño placer que consistía en lanzar a su perro pastor alemán sobre los indefensos prisioneros, para despedazarlos.
BIOGRAFÍA: Juana Bormann nació en Birkenfelde (Alemania), el 10 de septiembre de 1893.
Según asegura Richard Clark en su ensayo "Capital Punishment UK", Juana Bormann había sido una mujer profundamente religiosa e, incluso, había realizado trabajo misionero, antes de solicitar en ingreso en la SS y empezar a trabajar como guardiana en campos de concentración. Hay cosas inexplicables.
Empezó su trabajo en el campo de concentración de Lichtenburg, uno de los primeros campos de concentración, el 1 de marzo de 1938, como empleada civil, en las cocinas. Tras la inauguración del campo de concentración de Ravensbrück, en mayo de 1939, fue destinada a él como AUFSEHERIN (supervisora) .
El resto de la Guerra Bormann sirvió en diferentes campos de concentración: Auschwitz-Birkenau, Ravensbrück y Bergen-Belsen, donde fue detenida el día de la liberación del campo, el 15 de abril de 1945.
Durante el llamado "Juicio de Bergen-Belsen" fue acusada de ayudar a seleccionar los presos destinados a las cámaras de gas, a los experimentos "científicos", de maltratar a los presos y de lanzar a su perro a atacar a alguno de ellos, llegando a causar la muerte del preso en alguna ocasión.
Ante la magnitud de testimonios en su contra, Bormann fue declarada culpable y condenada a morir en la horca, sentencia que se cumplió en Hamelin (Baja Sajonia) el 13 de diciembre de 1945.
Fotos: Dominio Público (Wikimedia Commons)
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