Considerado como otro de los crímenes de guerra japoneses, la cantidad de mujeres y niñas obligadas a tener sexo con soldados japoneses no se conoce exactamente, pero fueron cientos de miles, en su mayoría chinas, coreanas, japonesas, filipinas, tailandesas, vietnamitas, birmanas e incluso mujeres blancas de las colonias conquistadas, como las Indias Orientales Neerlandesas.
Los mandos militares japoneses organizaron las "estaciones de consuelo", un sistema de prostitución organizada, para evitar enfermedades venéreas y prevenir, en lo posible, las violaciones de las tropas japonesas en los territorios que dominaban, evitando la hostilidad de sus pobladores. Otra razón era evitar el amotinamiento de sus tropas.
Las primeras mujeres de consuelo (ianfu jugun) eran prostitutas japonesas voluntarias pero, al poco tiempo, la enorme expansión de las conquistas y las cada vez más numerosas tropas hicieron que las autoridades buscaran otras alternativas que eran, ofertas de trabajo a las mujeres locales, de enfermeras o de obreras para las fábricas, lo que evidentemente era un engaño. Más adelante empezaron los secuestros y, algunas de ellas, fueron vendidas por la propia familia. Muchas de ellas fueron esterilizadas.
Con la brutalidad de la guerra en aumento, se llevaron a cabo sobre todo en China, donde los habitantes se consideraban hostiles, acciones como la SANKO SAKUSEN (Política de los Tres Totales) que consistía en matar a todos, saquear todo y quemarlo todo, con lo que era fácil conseguir mujeres o niñas. También se capturaron hombres jóvenes para satisfacer a militares japoneses con otra orientación sexual.
Las autoridades japonesas regularon el trabajo de las esclavas sexuales que consistía en una jornada de entre 8 y 10 horas diarias. Debían trabajar desde la mañana hasta las siete de la tarde y luego dedicarse a los oficiales de alto rango. Podía ser perfectamente una cantidad que rondaba los 80 hombres al día. También existía la discriminación ya que las esclavas se dividieron en japonesas o no japonesas, para asegurar la pureza de la sangre. También eran divididas entre señoras y alumnas.
Durante la retirada japonesa, muchas de las mujeres consuelo se suicidaron porque no tenían el valor de regresar a sus casas y explicar lo que les había pasado. Muchas padecían enfermedades sexuales. Otras fueron amenazadas de muerte si explicaban sus experiencias de esclavas sexuales.
Ruff O'Herne, recordando su experiencia, manifestaba:
"En el llamado centro de solaz, yo fui golpeada y violada sistemáticamente día y noche. Incluso el médico japonés me violaba cada vez que visitaba el burdel para examinarnos las enfermedades venéreas...He perdonado a los japoneses por lo que me hicieron, pero nunca podré olvidar"
BIOGRAFÍA: Jan Ruff O'Herne nació en Bandung (Indias Orientales Neerlandesas, actualmente Indonesia), el 18 de enero de 1923.
La campaña japonesa en las Indias Orientales Neerlandesas se produjo entre el 16 de diciembre de 1941 y el 21 de abril de 1942. Las islas fueron clasificadas como "Zona de recursos del Sur", siendo la industria petrolífera una de las prioridades para Japón.
Miles de mujeres de origen holandés fueron internadas en el campo de concentración de Ambarawa donde fueron obligadas a realizar trabajos forzados.
En febrero de 1944, los japoneses seleccionaron a todas las solteras mayores de 16 años, entre las que se encontraba O'Herne. Ella y otras seis muchachas fueron llevadas a una casa colonial de Semarang y pronto se dieron cuenta de que era un prostíbulo.
Fueron fotografiadas y expuestas dichas fotos en el área de recepción y, cada foto, tenía el nombre de una flor. Los tres meses siguientes fueron obligadas a satisfacer a los militares. O'Herne se llegó a cortar el pelo porque sabía que a los japoneses no les gusta. Ocurrió exactamente que suscitó el efecto contrario ya que provocó más morbo.
Poco antes de finalizar la Guerra, las muchachas holandesas fueron enviadas a un campo de concentración en Bogor, donde se reunieron con sus familias. Fueron amenazadas para que no explicaran lo sucedido. O'Herne mantuvo su silencio. Una vez liberada, contrajo matrimonio con Tom Ruff en 1946 y se fueron a vivir a Inglaterra, aunque acabaron emigrando a Australia en 1960. O'Herne tuvo dos hijas, Eileen y Carol.
O'Herne decidió explicar su experiencia de esclava sexual en 1992 cuando vio que mujeres coreanas exigían justicia ante el gobierno japonés. En 1994 publicó sus memorias sobre este tema tituladas "Fifty Years of Silence". Continuó trabajando en favor del reconocimiento de las mujeres de confort. En septiembre de 2001, el gobierno holandés le concedió la Orden de Orange-Nassau. Jan Ruff O'Herne murió en Adelaida (Australia), el 19 de agosto de 2019.
Fotos: Cortesía Australian Story Archives
No hay comentarios:
Publicar un comentario